27 febrero 2014

La focaccia al chinotto candito

Texto y fotos pertenecen al blog http://zuccheriera.blogspot.com


Comunicazioni di servizio: 1) zia la versione in italiano la metto presto, giuro. 2) Giulia C., se passi di qui...ci sentiamo su "Langue et Parole", che bello, ciao!

Bollo leudado con pasas y quinoto

Cosas que quitan el apetito.

Leo "Intemperie" de Jesús Carrasco, densa ópera prima. Duermo con el diccionario en la otra almohada, cuando me lo llevo a la cama, porque es un glosario completo de palabras rurales que ya me diréis los de Extremadura si las conocéis todas. La historia es terrible, terrible, hace daño físico, te desgarra las tripas. Además, no por ser pesetera, pago por ella 23 euros en la Libreria Spagnola de Roma, uno de mis lugares favoritos en la capital (está en la piazza Navona, por si vais, la dueña es estupenda en todos los sentidos, un abrazo Patrizia). Llego a la página 144 y...zas... me encuentro con esto: "(el niño) se HAYA tumbado con el pecho contra el suelo", para decir que se encuentra tumbado. Tardo una semana en volver a abrir el libro, mando un tweet a Seix Barral, que no me contesta. Lo terriblemente fácil que es estropearlo todo con las patas de atrás como el burro de la novela.

Tenemos nuevo presidente del Gobierno. No es que hiciera falta, es que somos como Ucraina y Venezuela pero sin muertos. La noticia gran del domingo, en todos los periódicos e informativos italianos, es que en la familia de Renzi comieron arroz blanco y pollo, como Andreíta de Belén en uno de sus mejores momentos. Qué pena todo.

Y la pena más grande es por Paco de Lucía, recordadísimo en Italia también. Estoy segura de que echaremos de menos su genio en igual medida que su valor humano.

El quinoto de la receta de hoy tiene un leve sabor amargo, como esta entrada.
Besos para todos, gracias por cada comentario, cada correo, cada sugerencia y tanto cariño.

Monica


Hicimos un viaje a Roma solo para mujeres, mi tía y yo. Sin prisas, sin planes, como las señoras, como turistas cuando nos dio la gana. Ella aprendió a sacar fotos con mi tableta, lo bien que me retrata las piernas, da gusto. Repetiremos cuando nadie se lo espere. Luego, de Roma crucé hacia el Adriático, pasando por debajo del Gran Sasso, región Abruzzo; más allá, las Marcas. Allí estoy haciendo un máster en traducción literaria hasta junio, en la universidad de Urbino; aprendo, me asombro, sufro, pero disfruto.

En Roma llevé a mi tía a husmear en las tiendas de Castroni, el paraíso de los gourmets, os las aconsejo si viajáis allí, tienen lo impensable y hay muchas por toda la capital. De sus estanterías viene el quinoto confitado, un fruto entre ácido y amargo, típico de la costa de Liguria, con el que se hace una bebida refrescante que lleva el mismo nombre, chinotto. La idea de meterlo en una masa de brioche se la he copiado a los panettoni navideños de Loison.

Las fotos con agua son, a la izquierda de los viñedos de mis colinas, los Colli Euganei, completamente inundados por las lluvias de este invierno indio, de monzón y temperaturas altísimas. La foto del centro muestra el río que pasa por detrás de mi casa; estamos en alerta un día sí y otro también.  El mundo se está acabando.

Ingredientes para el bollo:
350 gr de harina blanca fuerte
150 gr de mantequilla en pomada
60 gramos de azúcar
10 gramos de levadura fresca de repostería tipo Levital
1 huevo y 2 yemas
una pizca de sal

para el relleno:
pasas remojadas en agua caliente
quinoto confitado cortado en daditos

Desleír la levadura en poca agua y una pizca de azúcar. Añadir la harina suficiente para amasar un panecillo prieto. Ponerlo en un cuenco, hacerle una incisión en el medio y dejarlo leudar hasta que doble de volumen, en un sitio cálido.
Amasarlo entonces con el resto de harina,el azúcar, la sal, la mantequilla en daditos y, por último, las yemas y el huevo. Lo he trabajado un rato a mano y luego lo he puesto en la amasadora junto son las pasas y el quinotto, hasta que ha dejado de estar pegajoso. No tenía sitio en el frigorífico (tengo un frigo que es como los de los minibar de hotel) para un cuenco, así que lo he guardado en una bolsa de celofán untada con aceite en el frigorífico toda la noche.
Al día siguiente lo he despegado de la bolsa y lo he vuelto a trabajar un poco ante de colocarlo en un molde redondo de papel.
Lo he dejado leudar encima de la estufa y al lado de las sábanas tendidas. Un método científico para obtener la humedad perfecta para el leudado.
Lo he cocido a 200º hasta que se ha dorado bien, después de haberlo pintado con un poco de huevo batido y haberlo decorado con azúcar en granos.
Está buenísimo, para mi gusto, pero sé que no a todo el mundo le puede gustar, por el toque amargo.
No sé deciros con qué podéis sustituir el quinotto; sé sin embargo que he visto la planta en Cataluña.

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