Bacalao como se hace en Livorno
(La traduzione in italiano della ricetta è disponibile cliccando qui)
Estamos pasando por una profunda crisis de pareja.
Nuestro matrimonio se va al garete.
Una relación que ha sobrevivido a decenas de situaciones extremas.
Como aquella vez que me quise traer la escoba electrica Meliconi desde Padua, dosmil kilómetros en el coche con el palo de la escoba atravesado detrás de las orejas, y luego la vimos en el Corte Inglés más barata.
O como cuando me traje la plancha con calderín de equipaje de mano (en otros tiempos)y tuve que hacer una demostración de planchado rápido delante de la policia del aeropuerto de Verona.
O cuando en la terminal de Pisa nos asaltaron los perros antidroga por la harina de castaña.
Vivir peligrosamente era lo nuestro, pero ahora nos faltan (o nos sobran, según se mire) cinco malditos centímetros.
El médico me ha mandado tirar los zapatos planos y ponerme un tacón de cinco centímetros, porque me duele la planta de los pies. Desde la cima de mi metro y ochenta y siete, si me pongo en lo alto de la calle Zamora y miro hacia la plaza, casi me da vértigo. Mi marido se niega a salir a la calle conmigo en plan Bruni-Sarkozy, ni siquiera por motivos de salud. No sé cómo saldremos de esta, de momento hemos anunciado a la prensa que estamos en pausa de reflexión.
Por cierto, vendo colección de bailarinas y mocasines Ferragamo número 41 de incalculable valor...sentimental.
Como podéis comprobar, tengo mucho bacalao que cortar en casa.
Feliz semana,
Cannella
P.S.: Los amigos de "La Zuccheriera" que quieran apuntarse a la celabración salmantina del próximo 14 de noviembre encontrarán toda la información pinchando aquí. Contamos ya con la participación de nombres ilustres del mundo blog.
¡Os espero!
***
Para dos personas, dosis abundante
medio kilo de bacalo desalado
un kilo de tomates pera maduros (como los tomates raramente son jugosos y menos en estas fechas, utilizo las latas de tomates enteros pelados, con su jugo y todo. En el Lidl la semana pasada encontré latas de estos tomates, italianos y madurados al sol -i pelati- que están buenísimos)
media cebolla pequeña, picada muy fina
2 dientes de ajo pequeños, partidos al medio y sin "el alma"
aceite de oliva virgen extra
una pizca mínima de sal para el tomate
un buen pellizco de azúcar de caña, siempre para el tomate
perejil fresco
harina
aceite de semillas para freír
Se corta el bacalao en trozos de 3-4 cm de ancho cada uno (el mío está mucho más desmigado porque es la única forma de hacérselo comer al hombre carnívoro castellano), se pasa en harina y se fríe brevemente en una sartén con aceite de semillas muy caliente. Se pone a escurrir en un plato con papel de cocina (Cartapaglia Foxy, lo mejor).
Mientras, se prepara la salsa poniendo a dorar en aceite la cebolla y el ajo (se empieza con el aceite en frío y a temperatura suave); se añaden los tomates (si son frescos, pelados y cortados en rodajas; si son de lata, cortados también en rodajas, con todo el jugo de la lata), la pizca de sal, el pellizco de azúcar de caña y se cuece a fuego muy alegre unos 20 minutos, removiendo a menudo, hasta que la salsa espese. Se añade entonces el bacalao, un buen puñado de perejil fresco y se deja que el pescado coja sabor y se caliente, 10 minutos más. Se quita el ajo y se sirve con rebanadas de pan toscano sin sal (para el pan, la receta en un futuro próximo).
Así es como he aprendido a hacerlo de mi tía Nadia; es fácil, rápido y buenísimo.
El vino es un apreciadísimo regalo de una amiga del norte.
A continuación, nuevo zueco alemán ortopédico con tacón de la autora del blog. Se informan los lectores de que la imagen puede herir la sensibilidad. Adiós glamour.
