En el Véneto decimos que Dios, cuando creó el hombre, hizo la boca a la medida de un "gnocco".
La calabaza (succa en veneciano, zucca en italiano) es de lo más típico de mi tierra y antiguamente había vendedores ambulantes a los que se les podía comprar la succa ya cocida.
La suca baruca (literalmente, "calabaza con verrugas" o barucas) es una variedad muy conocida en el norte de Italia, de pulpa muy amarilla, llamada también "la ternera de Chioggia", nombre de la zona en la que se cultiva.
Perdonad, que se me inunda el teclado de lágrimas cada vez que hablo de estas cosas...sensible y nostálgica soy, qué le vamos a hacer.
Mejor os doy la receta.
Feliz fin de semana.
Dosis aproximada para unas 8 personas
1 kg de pulpa de calabaza
1 diente de ajo
un manojito de tomillo fresco
2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
nuez moscada
1 huevo
150 gr de parmesano rallado
sal
harina (la necesaria para amasar, apróximadanete 1 kg, dependiendo de la cantidad de agua que tiene la calabaza)
Cocer la calabaza al vapor, con el ajo y el tomillo y luego triturarla.
Dejarla enfriar un poco, salarla, añadir el parmesano, ralladura de nuez moscada, el aceite y el huevo. Ir añadiendo la harina y empezar a amasar, hasta que la masa ya no esté pegajosa pero tampoco esté muy dura; lo suficiente como para poder moldear unos cilindros finos que hay que cortar en trocitos de 1 cm y 1/5 cada uno. Trabajar siempre en una superficie ligeramente enharinada. Cuando tengamos los ñoquis cortados, pasar cada uno a lo largo de las puntas de un tenedor, presionando un poco, para que se impriman en la masa unas rayas y el "gnocco" casi se doble (ver fotos aquí).
Según se vayan haciendo, si no se consumen en el acto, se pueden colocar en bandejas forradas con papel vegetal y ponerlos en el congelador hasta que se endurezcan; cuando estén duros, se pasan a unos saquitos y no es necesario descongelarlos antes de consumirlos.
Poner a hervir abundante agua salada, con un chorrito de aceite y, mientras, preparar la salsa con:
250 gr de gorgonzola dulce
3 cucharadas de parmesano rallado
100 ml de nata espesa
tres nueces de mantequilla
8 hojas de salvia
Deshacer los quesos y la mantequilla juntos, añadiendo el parmesano como último ingrediente, junto con la salvia. Dejar que la salsa espesa a fuego lento.
Echar los ñoquis al agua hirviendo; estarán listos cuando suban a la superficie, de donde se recogerán delicadamente con una espumadera, para pasarlos a la sartén con la crema de gorgonzola y saltearlos brevemente antes de servirlos.