ESPAGUETIS DE LAS FIESTAS...AJO, ACEITE Y GUINDILLA
Qué os voy a decir del brunch de ayer que ya no haya dicho en la exclusiva que acabo de vender al "Hola" y que ha desplazado de la portada la primera foto de Paquirrín leyendo un libro...
Bueno, lo he contado todo en la newsletter, así que los que la han recibido han visto las afotos y leído el menú... y si alguien más tiene interés en recibir esa newsletter (sólo esa), puede pedirla a mi dirección de correo, especificando en el asunto "Newsletter navidad" y el sistema la enviará automáticamente, pero sólo hasta el 22 de diciembre.
Bueno, otra cosa sí os la tengo que decir. Salgo mañana para Australia y Nueva Zelanda y vuelvo a mediados de febrero. Una bruja buena me dijo en la adolescencia que me casaría con un extranjero que me llevaría a dar la vuelta al mundo...y yo pensé en que seguramente sería Miguel Bosé... po' no, ¡mucho mejor!
;-DDD
Hasta me he tenido que comprar un chandal para las tropecientas horas de avión que me esperan en los próximos meses...yo, un icono de la elegancia italiana, la Bree Van de Kamp de la Armuña, viajando con el uniforme nacional de los sábados en el Pryca...
;-PPP...ya no existen valores en los que creer, en este mundo.
Así que este chiringuito cierra un par de meses, no sin antes desearos toda la felicidad del mundo para estas fiestas y para el nuevo año que está a la vuelta de la esquina. De todo corazón, gracias, sois una continua, preciosa sorpresa los que me apoyáis cada día al hacer este blog.
Faltaba la receta más clásica de los días de fiesta italianos...sobre todo de los que acaban a altas horas de la madrugada en la cocina de algún amigo: los espaguetis con ajo, aceite y guindilla, los ingredientes que todo el mundo tiene siempre en la despensa, aunque cocine cada 7 años.
Para 4 personas
6 cucharadas de aceite de oliva virgen extra de buena calidad
un diente de ajo
1 ó 2 guindillas, dependiendo de los gustos y de lo fuerte que sean
abundante queso parmesano o pecorino rallados
Mientras se cuece la pasta, dorar el ajo cortado en lonchas finas y las guindillas enteras en el aceite, a fuego muy suave. Antes de que se ponga demasiado oscuro el ajo, sacarlo. Se puede aumentar la dosis de ajo si a uno le apetece, y la de guindilla, también. Cada uno tiene sus proporciones.
Escurrir la pasta, condimentarla con el aceite aromatizado y servir con abundante queso rallado.
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Y como no me queda más remedio, sintiéndolo mucho por los lectores, a través de este blog voy a dejar este mensaje educativo, escolástico diría, a cierta persona:
Estás vigilado en todos los frentes y lo sabes. Como te atrevas a organizar otra fechoría como la del verano, o algo parecido, esta vez soy yo la que va a ir por ti. Avisado quedas.
Un beso y un abrazo grande para todos (excepto para el tío del mensaje) y hasta la vuelta,
Cannella